La inflación: el enemigo oculto de tu dinero
Cuando hablamos de inversiones, solemos pensar que el principal riesgo que estamos asumiendo tiene que ver con los posibles ajustes bajistas del mercado y su impacto en las cotizaciones de precios. Por supuesto que este es siempre un tema importante a considerar, pero la inflación puede ser un enemigo incluso más dañino para tu capital.
Lo cual es muy importante, muchos inversionistas suelen perder de vista el impacto de la inflación y sus efectos destructivos en el largo plazo, lo cual agrava la magnitud del problema.
El impacto de la inflación en el largo plazo
La metáfora de la rana en el agua hirviendo puede ser útil para comprender el impacto de la inflación en el tiempo. Si arrojamos una rana a un recipiente con agua hirviendo, el animal saltará enérgicamente fuera del recipiente al percibir al instante el enorme peligro que esto representa para su salud. Por otro lado, si sumergimos a la rana en agua tibia y lentamente incrementamos la temperatura hasta llegar al punto de hervor, la rana no percibe el peligro, lo cual le termina costando la vida.
Con la inflación sucede algo similar. Si los inversores tuvieran bien en claro cuál es el impacto de la inflación en el largo plazo, seguramente serían mucho más cuidadosos a la hora de proteger su capital frente a un efecto tan dañino. Sin embargo, suele perderse de vista el riesgo de la inflación en períodos cortos de tiempo, y desafortunadamente la inacción sostenida a lo largo del tiempo nos lleva a situaciones altamente perjudiciales con el correr de los años.
Los niveles de inflación en los Estados Unidos y en los países de la eurozona suelen estar generalmente en el rango de entre 1,5% y 3% anual a largo plazo. A primera vista, esto no parece demasiado grave cuando tenemos en cuenta el efecto de la inflación sobre nuestro dinero en un año en particular.
Pero ahí está la trampa, ya que el impacto en el largo plazo puede ser devastador. Por ejemplo, si hubieras tenido 100.000 dólares en los Estados Unidos en el año 1998, deberías actualmente tener 153.903 dólares para mantener el mismo poder de compra. La inflación a lo largo de las últimas dos décadas fue del 2,18% anual, lo cual se convierte en una inflación acumulada del 53,9% a lo largo del período en cuestión.
En los mercados emergentes en general y en América Latina en particular, muchos países son afectados por tasas de inflación considerablemente elevadas. Muchos inversores en esos países cometen el error de pensar que su dinero está bien protegido por el simple hecho de estar invertido en otras monedas, como el dólar o el euro, ya que las tasas de inflación en esas monedas son considerablemente más bajas que en la divisa local.
Sin embargo, nada más alejado de la realidad: incluso cuando nuestro dinero está nominado en dólar o en euro, la inflación en esas monedas también erosiona en el largo plazo el valor de nuestro capital en forma considerable.
Una alternativa superadora
En muchos países, actualmente los depósitos bancarios generan tasas de interés que no superan los niveles de inflación. Es decir, tasas de interés negativas en términos reales.
Esto puede resultar en una trampa especialmente complicada para el inversionista incauto. Suponemos que nuestro dinero está protegido de la inflación y de otros riesgos importantes cuando lo depositamos en un banco. Sin embargo, dado que las tasas de interés no cubren el impacto de la inflación, en realidad estamos sometiendo nuestro capital a un declive constante e inevitable en el tiempo.
Una alternativa superadora en ese sentido es la de los bonos de corto plazo o de los fondos cotizados en Bolsa (ETFs, por sus siglas en inglés) de bonos de corto plazo. Básicamente, estos instrumentos ofrecen acceso a una canasta diversificada de bonos con vencimientos relativamente breves, generalmente entre uno y tres años de plazo.
Los niveles de rendimiento en estos instrumentos dependen del fondo en particular, aunque suelen estar por encima de la inflación, lo cual soluciona un problema fundamental a la hora de incrementar el valor de nuestro dinero y protegerlo del efecto corrosivo de la inflación.
Además, hoy en día es posible acceder a los fondos de bonos de corto plazo con montos mínimos de inversión relativamente bajos y a costos muy convenientes. Es decir, estos instrumentos se encuentran fácilmente disponibles para inversores de todo tipo y tamaño.
La mayoría de este tipo de fondos suele enfocarse en bonos de bajo riesgo crediticio. Si bien el valor del fondo oscila en forma diaria, la volatilidad es bastante limitada debido a la calidad de los activos que componen el portafolio. Esto implica que, en general, los fondos de bonos de corto plazo son considerados instrumentos de inversión de bajo riesgo.
El punto central es que la inflación tiene un efecto altamente destructivo sobre el valor de nuestro dinero en el largo plazo. Uno de los principales problemas es que este riesgo suele perderse de vista; por lo tanto, muchos inversores no toman las medidas necesarias para resguardar el valor de su capital. Los depósitos bancarios en muchos países producen hoy en día retornos insuficientes para cubrir el impacto de la inflación, lo cual genera dificultades adicionales para los inversionistas que buscan protegerse del problema del aumento sostenido de precios.
Afortunadamente, los ETFs de bonos de corto plazo pueden ser una alternativa simple y efectiva para protegernos de la inflación utilizando un instrumento de bajo riesgo y de fácil acceso.
