El euro como tal simplemente se dedica a dejarse llevar y el que realmente marca el ritmo de este baile es el dólar. Una vez remarcado esto, digamos que a modo de atenuante para los más susceptibles, vemos en el gráfico sobre estas líneas que el verdadero movimiento importante del día vino minutos después, con las nuevas declaraciones de Donald Trump y la respuesta oficial de China que echan más leña al fuego de la guerra comercial.
Esto es así porque al euro, al dólar, a las materias primas, a los bonos y a los índices bursátiles han llegado a un punto de hartazgo dentro ciclo actual que les preocupa más un buen culebrón que lo que tengan que decir los datos macroeconómicos. Algo parecido a lo que pasa al crudo con la OPEC, que ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio.
Hoy Estados Unidos y China han vuelto lanzarse amenazas insinuaciones y un montón de material especulativo, pero realmente nada que no supiéramos a las 14.30 horas, cuando el Departamento de Trabajo estadounidense publicaba su informe mensual.
¿Más bravuconería y endurecimiento de posturas? Sí, pero la situación parece que no se ha movido mucho desde ayer por la noche. ¿Han cambiado los datos conocidos hoy la foto fija del mercado laboral estadounidense? El gráfico de barras dice que sí. Un pequeño toque de atención si se prefiere, muy pequeño y matizado, pero hasta ahora, el mercado siempre había tomado estas cosas con mucha más seriedad.
Aún así, pese al sprint alcista a costa de un muy golpeado dólar, el rango del EUR/USD en la sesión no llega los 75 pips. Llevamos dos meses en los que el euro ha ido perdiendo las ganas de cualquier cosa, ni datos macro, bancos centrales logran sacarlo de su apatía. Hasta el propio Mario Draghi ha pinchado en hueso a la hora de tratar de darle un empujón en la dirección adecuada.
Hay que remontarse más de un año atrás para ver al euro moviéndose tan plano durante tanto tiempo y la necesidad constante de Donald Trump de tener siempre un enemigo con el que juega a la guerra, ya sea a la nuclear con Corea del Norte, a la comercial con China o la fronteriza con México, no permiten al euro ni al dólar disfrutar de los buenos momentos que da la vida y soltarse la melena para bailar al son de los datos macro. Una pena.