Las estrategias cuantitativas de inversión han ganado muchísima popularidad en los últimos años, y por buenos motivos. Los estudios estadísticos han demostrado que seleccionar activos en base a criterios objetivos y cuantificados tiende a producir resultados claramente superiores en comparación con una estrategia de inversión completamente subjetiva y discrecional.

Por otro lado, agregar una capa de análisis cualitativo a un proceso cuantitativo de selección de activos puede aportar mucho en términos de optimizar los resultados y garantizar además que la implementación de la estrategia esté de acuerdo con los objetivos y necesidades de cada inversor.

La fusión entre modelos cuantitativos y análisis cualitativos

Los modelos cuantitativos de inversión ofrecen muchas ventajas valiosas. No solo la información cuantitativa es más clara y objetiva, sino que basar la toma de decisiones en un modelo cuantitativo ayuda a aplicar la estrategia en forma disciplinada y consistente.

Los errores más costosos que cometen la mayoría de los inversores no tienen que ver con falencias intelectuales, sino con el impacto de la emociones sobre la toma de decisiones. El pánico y la codicia afectan a todos los seres humanos en diferentes momentos, y las decisiones de inversión que se toman bajo el efecto de las emociones no suelen ser las más adecuadas.

Teniendo esto en cuenta, resulta sencillo comprender porqué los modelos cuantitativos de selección de inversiones están ganando terreno a toda velocidad por sobre las estrategias discrecionales. Los datos estadísticos demuestran que estos modelos suelen superar en la mayoría de los casos a los gestores profesionales de activos que aplican estrategias discrecionales, y los retornos de estos modelos son además más consistentes en el tiempo y predecibles.

Sin embargo, no todo es blanco o negro a la hora de tomar decisiones de inversión, y las diferentes tonalidades de grises pueden resultar más valiosas que una postura extrema en un sentido u otro.

Aplicar una pátina cualitativa de análisis por sobre un modelo cuantitativo puede ayudar a incorporar variables como la calidad del management, las ventajas competitivas de la compañía, o la capacidad de innovación que ofrece el negocio.

No caben dudas al respecto de que estas variables son muy importantes a la hora de seleccionar activos ganadores a mediano y largo plazo, pero resulta complejo traducir estos factores a indicadores cuantitativos.

Un ejemplo simple de fusión entre modelos cuantitativos y análisis cualitativo es desarrollar un sistema que selecciona 50 compañías en base a criterios cuantitativos, como tasas de crecimiento, niveles de rentabilidad y ratios de valuación, entre otras posibilidades.

Posteriormente, dentro de ese universo seleccionado cuantitativamente, pueden aplicarse criterios cualitativos para seleccionar unas 30 o 40 empresas que resulten más atractivas en base a factores importantes que no se vean reflejados en los números.

Así las cosas, el portafolio está basado en sólidos criterios objetivos, pero aportando también una mirada cualitativa y discrecional que busca garantizar la solidez del modelo y optimizar su performance.

Un perfil de riesgo y retorno adecuado según el caso

El análisis cualitativo de la estrategia puede ayudar a asegurarnos de que el criterio de selección resulta inteligente y correctamente aplicado en función de los parámetros seleccionados. En el mismo sentido, la aplicación práctica de la estrategia muchas veces requiere algunas consideraciones particulares.

Un aspecto central en este sentido tiene que ver con la diversificación del portafolio. Los modelos cuantitativos muchas veces pueden ofrecer una gran cantidad de alternativas de inversión concentradas en unos pocos sectores, lo cual depende en buena medida del contexto económico y la estrategia cuantitativa en particular.

Una estrategia de valor, por ejemplo, se enfoca generalmente en comprar activos a precios relativamente bajos en comparación con las ganancias o los flujos de caja de la compañía. Suele suceder que cuando un sector atraviesa dificultades, este sector aporte una cantidad desproporcionada de activos en el sistema.

Por ejemplo, las empresas de retail actualmente están atravesando serios problemas debido a la agresiva competencia que implica el comercio online, y las firmas energéticas se están viendo afectadas por la incertidumbre que existe sobre los precios internacionales del petróleo.

Por lo tanto, si aplicamos un sistema cuantitativo para seleccionar activos de valor, es muy probable que el sistema seleccione principalmente compañías en los segmentos de retail y de energía, ya que en estos sectores se concentran actualmente la mayor cantidad de empresas con ratios de valuación por debajo del promedio.

Desde una perspectiva de gestión de riesgos, un portafolio altamente concentrado en unos pocos sectores puede implicar niveles excesivos de incertidumbre en caso de que estos sectores continúen atravesando problemas. Es aquí donde una mirada humana puede resultar especialmente valiosa a la hora de construir el portafolio.

Desde una perspectiva de riesgo y retorno, tal vez resulta más conveniente incluir algunas compañías en otros sectores, incluso si sus ratios de valuación no son tan bajos como los que ofrecen los segmentos de retail y energía. Es posible que en este caso, los beneficios de diversificación y reducción de riesgos alcancen con creces para compensar unos ratios de valuación marginalmente menos atractivos.