Los usos y oportunidades que brinda la tecnología para el aprendizaje son numerosos. Los estudiantes pueden realizar investigaciones y conseguir recursos en los momentos que más se ajusten a sus horarios, desde diferentes lugares y de acuerdo con sus necesidades.

En 2005, la Unión Internacional de Telecomunicaciones, de Naciones Unidas, reconoció el potencial de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) para "democratizar el conocimiento (...) y el acceso a la información, la cultura y la educación".

El informarse contando con una mayor variedad de recursos y distintos formatos es uno de los beneficios de incluir la tecnología en el aula. No se trata de identificar la definición de un proceso solamente, sino de poder ver un video, una infografía, asistir a un foro en línea, entre otras posibilidades, para profundizar en un concepto. Otro potencial es la facilidad para mantenerse constantemente actualizado y el desarrollo de habilidades de autogestión del conocimiento.

Para Jaime Ibáñez, coordinador de la maestría en TIC Aplicadas a la Educación de la Universidad Pedagógica Nacional, integrar la tecnología a los entornos de aprendizaje permite una mayor personalización de los procesos, pues tienden a respetar "las diferencias individuales en cuanto a estilos cognitivos o de aprendizaje". Además, afirma que las tecnologías "promueven un aprendizaje diferencial y adaptativo", puesto que pueden adaptarse a situaciones de discapacidad, así como comprender diferencias culturales.

El término 'aprendizaje invertido' fue acuñado por los profesores Jonathan Bergmann y Aaron Sams, quienes plantearon que grabando los contenidos de una clase y permitiendo a los estudiantes revisarlos posteriormente en casa, luego podían utilizar el tiempo de clase para resolver dudas, aplicar los conocimientos y debatir.

El proceso logró que los estudiantes interactuaran más con sus maestros y otros estudiantes, pues cada uno percibía el contenido de una forma diferente y compartía sus aportes.

Según Juan Lucca, vicepresidente de Ventas para América Latina de Desire2Learn, corporación que diseña entornos de aprendizaje en línea, la principal ventaja de incluir la tecnología dentro del aprendizaje es que "los educadores pueden dar a cada estudiante la atención que merece y los estudiantes pueden aprender más a fondo".

Según Patricia Ordóñez, especialista en TIC para la educación, la evolución tecnológica actual "exige que la manera como se enseñe se ajuste a lo que precisa el mercado laboral o profesional". Así mismo, dice: A nuevas tecnologías, nuevos retos en la educación".

Es decir, si un estudiante puede encargarse de aprender y navegar utilizando su propio criterio, teniendo en cuenta unos objetivos claros y comunes, el tiempo en las aulas se transforma en un espacio para la comprensión del contenido y la asesoría.

Para Ordóñez, la tecnología es uno de los pocos elementos que "pueden incorporarse de manera trasversal en el currículo en cualquier etapa: desde preescolar hasta doctorado, y también en la educación no formal". También señala que hay grandes dificultades para quienes no cuentan con acceso a Internet.

Recientemente, la Gran Encuesta TIC, presentada este año por el Ministerio de TIC de Colombia, reveló que con la estrategia Computadores para Educar, un 99 por ciento de las instituciones educativas públicas tienen computadores o tabletas con contenidos de aprendizaje virtual.

Pero, Ibáñez advierte que los programas formativos "deben ir más allá de la alfabetización digital y las herramientas".

Retos y dificultades, según expertos

Uno de los riesgos es crear espacios de aislamiento o generar la sensación de soledad en los estudiantes, dado que si los programas son completamente virtuales, el intercambio entre pares disminuye.

La sobreexposición a dispositivos e información conlleva a una desconexión con el mundo análogo o a rodearse solo de sus propios intereses (lo cual se conoce como la creación de burbujas ideológicas).