El calentamiento global es uno de los problemas más graves que enfrente el mundo en las últimas décadas. La contaminación y emisiones de gases tóxicos están afectando la biodiversidad e incluso aumentando el nivel del mar, producto del derretimiento de glaciares en varias partes del mundo.

No obstante, el cambio climático en algunas zonas ha sido una verdadera bendición. En las últimas décadas, el deshielo glaciar en los Andes ha generado oportunidades en la parte baja del río, por la irrigación y cultivo de más de cuarenta mil hectáreas de tierra desde la década de los ochenta.

Sin embargo, esta situación ha pasado a ser un beneficio temporal, porque el flujo del agua se ha reducido y los técnicos estiman que la capa de hielo desaparecerá en 2050, según informa The New York Times.

Riesgos de depender del derretimiento de glaciares

Durante el siglo pasado varios proyectos públicos han intentado dirigir agua hacia tierras áridas. No obstante, el cambio climático amenaza estos proyectos al reducir la extensión de los lagos y disminuir los glaciares que alimentan los cultivos.

Esta situación preocupó a Perú por mucho tiempo. La cultura Moche hizo grandes proyectos hidráulicos y construyeron ciudades en el desierto, pero colapsaron debido al aumento de temperatura en el Pacífico, lo que mató muchos peces y provocó muchas inundaciones según los arqueólogos.

En la actualidad, la amenaza es la disminución de los niveles de agua. La mayoría de la población vive en la costa árida, lejos de la lluvia que abunda en la cordillera de los Andes. En la costa vive el 60% de la población, pero solo se tiene el 2% del abasto de agua.

Por ello, los glaciares son la fuente acuífera para la mayoría de la costa en la temporada seca, que va de mayo a setiembre. Sin embargo, la capa de hielo de la Cordillera Blanca que ha sido la fuente de abasto del proyecto de irrigación Chavimochic, se ha reducido en 40% desde 1970 y se va reduciendo cada vez más. Según investigadores, se pierden unos nueve metros por año en la actualidad.

Según los agricultores, a lo largo de la cuenca, desde los picos hasta las dunas, se han empezado a notar los efectos de este problema.

Incluso, la disminución del hielo ha expuesto tramos de metales pesados que estuvieron durante milenios debajo de las capas de los nevados, como plomo y cadmio. Estos metales ahora están fluyendo hacia las fuentes acuíferas, lo que ha enrojecido los ríos y matado el ganado.

Cambios en los cultivos

Las temperaturas han aumentado, lo que dio como resultado cambios extraños a los ciclos de cultivo, afirman los agricultores locales. En la última década ha sido posible cultivar maíz, que desde la era prehispánica solo crecía una vez en las montañas en dos o hasta tres siglos.

Ello implicaría mayores ganancias para los trabajadores, si no fuera porque han aparecido plagas de insectos y roedores por el aire cálido, que han afectado cultivos de algodón, arroz y caña de azúcar en el norte del Perú.

El agua cambió la vida costera

El acceso al agua en el desierto hizo que algunos lugares aumenten su población, como la localidad de Viru, que pasó de los nueve mil habitantes a más de ochenta mil hoy en día.

Además la instalación de agua potable y electricidad en poblados como Huanchaquito Alto, ha posibilitado que un grupo de personas puedan conseguir empleo. “Todo esto era pastizal”, dijo Édgar García, concejal de Huanchaquito Alto, al mencionar una nueva plaza pública que fue inaugurada en 2016.

Es probable que en los años venideros existan complicaciones para el abastecimiento de agua, por ello el gobierno viene batallando para ofrecer soluciones.

La propuesta Chavimochic pretendía captar aguas pluviales de los Andes durante la temporada de agua en una represa. Pero, la construcción estaba a cargo de la empresa constructora Odebrecht, que admitió haber pagado 800 millones de dólares en sobornos en toda América Latina, lo que ha llevado a varias investigaciones a funcionarios y empresarios peruanos.

Ello ha generado que la represa que se iba a construir para solucionar el abastecimiento de agua esté ahora completamente paralizada y sin señales de que vaya a reanudarse.

Por ahora, se continúan impulsando una mayor irrigación y construcción de más canales que surtiría de agua a otras veinte mil hectáreas de desierto.

Por lo pronto, los planeadores continúan impulsando que haya más irrigación. Están viendo tramos desérticos más hacia el sur para la construcción de un nuevo canal que, al menos por el momento, surtiría de agua a otras veinte mil hectáreas de desierto.