A la hora de invertir en acciones, la mayoría los inversionistas suele enfocarse en compañías de gran tamaño, lo cual presenta algunas ventajas importantes. Las empresas grandes son más estables y conocidas, y generalmente es más sencillo acceder a información de todo tipo cuando se trata de firmas de gran tamaño.

Muchas de las compañías más rentables y sólidas del mundo se encuentran entre las más grandes en el mercado; por lo tanto, existen buenos motivos para invertir en ellas cuando tenemos en cuenta las características fundamentales de este tipo de activos. Especialmente si se pretende mantener bajo control el riesgo y la volatilidad en nuestras inversiones, enfocarnos en empresas grandes puede ser la estrategia adecuada.

Pero por otro lado, invertir en firmas pequeñas también puede tener algunas ventajas importantes, las cuales muchas veces se pierden de vista.

Una estrategia diferente

Si buscamos obtener resultados superiores al promedio, necesitamos una metodología que sea diferente a la que utiliza la mayoría de los inversionistas. En el caso de las compañías pequeñas, éstas muchas veces se encuentran fuera del radar de los grandes gestores de fondos y los inversores institucionales, lo cual puede ser particularmente atractivo para el inversionista individual.

En base a su reglamento de gestión, muchas veces los gestores profesionales de fondos necesitan limitarse a invertir en empresas que estén por encima de determinado tamaño. Incluso cuando el reglamento de gestión permite invertir en firmas relativamente pequeñas, desde el punto de vista práctico no resulta viable para los grandes fondos de inversión posicionarse en ellas.

Cuando un gestor cuenta con activos bajo administración por cientos o incluso miles de millones de dólares, necesariamente deberá limitarse a compañías de un tamaño determinado para que el activo sea lo suficientemente líquido, de forma de poder comprar y vender sin afectar demasiado las cotizaciones de mercado.

El punto central es que tanto por aspectos prácticos como por cuestiones regulatorias, las empresas pequeñas muchas veces se encuentran fuera del campo de acción de los grandes fondos de inversión y los inversores institucionales. A su vez, esto implica que cuentan con un menor grado de cobertura por parte de las firmas de research de Wall Street, ya que las mismas suelen enfocarse en las grandes empresas que están al alcance de todo tipo de inversores profesionales.

Para el caso del inversionista individual la situación es muy diferente. Dado que el tamaño del portafolio es sensiblemente menor, generalmente puede invertir en empresas pequeñas sin que sus órdenes de compra afecten materialmente el equilibrio de oferta y demanda en ese activo en particular.

Desde el punto de vista del inversor en compañías pequeñas, existe menos competencia a la hora de detectar alternativas con potencial de rentabilidad por encima del promedio, lo cual es un factor determinante en tiempos en los cuales los mercados financieros son asfixiantemente competitivos.

Riesgo y rentabilidad

Es importante tener en cuenta que invertir en firmas pequeñas implica algunos riesgos importantes. En primer lugar, la volatilidad de precios es sensiblemente mayor cuando se trata de empresas de menor tamaño. Adicionalmente, la información disponible sobre este tipo de empresas suele ser de menor calidad, y el acceso a dicha información es habitualmente más complejo e intrincado.

Por otro lado, riesgo y rentabilidad van de la mano en los mercados financieros. La evidencia estadística indica que a largo plazo suele haber una relación inversa entre tamaño de la compañía y rentabilidad de las acciones. Es decir, las acciones de empresas pequeñas suelen generar rentabilidades más elevadas para los inversionistas.

En general, una compañía pequeña suele tener mayor potencial de crecimiento en el tiempo. A menor tamaño del negocio también es menor su participación de mercado, lo cual implica mayor capacidad para ganar mercado frente a la competencia a lo largo de los años.

El tamaño de la compañía también impacta sobre la valuación de las acciones. Dado que se trata de negocios volátiles que se encuentran fuera del campo de acción de los grandes gestores de fondos, las acciones de empresas pequeñas cotizan a valuaciones de descuento en comparación con sus pares de mayor tamaño.

El escenario ideal para el inversor en firmas de pequeño tamaño se da cuando se invierte en estas empresas en la etapa en que todavía son jóvenes y demasiado pequeñas para estar dentro del radar de los grandes inversores. Si el negocio es exitoso en el tiempo, van a crecer sus ventas y ganancias, y además es probable que se incrementen los ratios de valuación.

De esta forma, el inversor se beneficia por dos caminos complementarios. Las ganancias de la empresa se incrementan, y el mercado está dispuesto a pagar un precio más elevado por cada dólar de ganancias de la compañía a medida que esta crece en tamaño, lo cual repercute positivamente sobre el precio del activo y también en la rentabilidad que obtiene el inversor.