Dos de los grandes signos distintivos en los que ha cristalizado la política económica de Donald Trump, la gran rebaja de impuestos y el giro proteccionista en comercio, han encendido las alarmas del Fondo Monetario Internacional, que este martes arranca sus jornadas de primavera en Washington. La economía global crece a paso firme, con una previsión del 3,9% tanto para 2018 como para 2019, según las previsiones recién publicadas. Y los grandes motores —EE UU, China, la zona euro y Japón— están a la cabeza de la manifestación. Pero la pugna económica entre las dos primeros es uno de las grandes riesgos a la vista.
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No hay en el mundo una gran economía avanzada para la que el FMI espere tanta expansión como para la de Estados Unidos. El PIB crecerá un 2,9% este año, lo que supone una revisión de solo dos décimas respecto a lo que esperaba el pasado enero, pero de hasta seis décimas con relación a los pronósticos de octubre, en la última cumbre del Fondo. Lo que ha pasado entre una previsión y otra es la mayor rebaja de impuestos de los últimos 30 años en Estados Unidos, solo comparable a la de la era Reagan. El recorte, que premia sobre todo las empresas, suma un montante de 1,5 billones en 10 años y espoleará la actividad en el corto plazo, pero el empuje estadounidense volverá por debajo del nivel potencial una vez digerido ese estímulo fiscal.

Además, el informe alerta de los efectos en la distribución de riqueza en un país ya de por sí muy desigual. “Se espera que los cambios en la política impositiva en EE UU agraven la polarización de los ingresos, que podría afectar al clima político en las opciones políticas de futuro”, señala el informe.