La Federación Bancaria Europea (FEB) ha revisado a la baja sus previsiones económicas para la zona euro al esperar un crecimiento para este ejercicio del 0,8 % y del 1,2 % para el próximo, tres décimas menos que en su último cálculo de junio.

"Lo positivo es que el crecimiento ha vuelto, la recesión se ha acabado", señaló hoy en un encuentro con los medios de comunicación Gregorio De Felice, economista jefe de la entidad Intesa Sanpaolo, quien recalcó que, no obstante, "la recuperación ha perdido impulso" en el segundo trimestre, cuando se estancó la zona euro, lastrada por las principales economías: Italia, Francia y Alemania.

La FEB basa sus previsiones en un aumento moderado del consumo privado (un 0,7 % más) y en la inversión (un 1,2 % más).

La banca europea descarta un escenario deflacionista en la zona euro, pero sí augura un periodo prolongado de inflación baja, al situar la tasa en el 0,6 % en 2014 antes de subir ligeramente hasta el 1 % en 2015.

En cuanto a las finanzas públicas, éstas seguirán paulatinamente ajustándose, de manera que el déficit público de la zona euro bajará al 2,6 % del PIB este año y al 2,3 % el próximo.

No obstante, la recuperación no será suficiente para generar una mejora significativa del desempleo, dado que la tasa se situará en el 11,6 % a finales de año y en el 11,3 % en 2015.

La deuda pública se mantendrá en niveles récord, al alcanzar el 95,4 % en 2014 y el 95,3 % el próximo ejercicio.

Para la FEB precisamente la elevada deuda pública y un amplio desendeudamiento (desapalancamiento) en las empresas, los hogares, los gobiernos y los sectores financieros son dos de los "legados desagradables" de la crisis, al tener un impacto negativo en las perspectivas de inversión y la creación de empleo.

La inversión en la eurozona ha caído del 23 % del PIB registrado antes de la crisis al 18 % en 2013.

La actividad prestamista depende fuertemente de la evolución de las economías individuales de la zona euro, sostuvo De Felice, quien afirmó que lo que necesitan los Dieciocho es "fomentar la inversión pública y privada".

Por eso la banca europea "saluda" el plan de inversión de 300.000 millones de euros durante los próximos tres años que el presidente electo de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, prevé anunciar en diciembre.

No obstante, la FEB teme, a falta de conocer los detalles, que "no se tratará de un regalo de Navidad", en cuanto a su impacto o dinero adicional para atraer inversiones.

Para el principal responsable de la FEB, Wim Mijs, es el momento de que la CE pase de la "estabilización al crecimiento" con sus medidas, también en el sector financiero.

Mijs considera a título personal que la reforma estructural de la banca del comisario saliente de Mercado Interior y Servicios, Michel Barnier, "va un paso demasiado lejos", y que la tasa a las transacciones financieras es "la peor idea del siglo" al ser más una tasa al mercado de capital e impedir las inversiones en un momento en el que la zona euro necesita desesperadamente crecimiento.

La UE ha comenzado debatir si debe impedir que los bancos de mayores dimensiones y complejidad sigan ejerciendo la arriesgada negociación por cuenta propia y sí deben separar ciertas actividades de las de la banca comercial.

Con todo, la FEB recomienda a la zona euro avanzar más rápidamente en la implementación de reformas estructurales para aumentar el crecimiento y mantener la consolidación fiscal pero fortaleciendo el gasto en inversiones, sobre todo en áreas clave como las tecnologías de la información y comunicación, la educación e infraestructuras.