La volatilidad, el riesgo de perder dinero y la idea de que el mercado es una “ruleta” son algunos de los factores que tienden a alejar a aquellas personas que deseen iniciar su camino en el mundo de las inversiones. Son muchos los que creen que su dinero estará seguro debajo del colchón o comprando dólares, pero lo único seguro es que perderá poder de compra.

Sin embargo, prefieren dejar su dinero en un plazo fijo. Pero de mercados financieros, ni hablar...

Tal vez, los rumores por parte de quienes tuvieron malas experiencias provoca este rechazo inicial hacia los mercados bursátiles. Por eso, dentro de todo lo que se dice del mundo financiero, hay cinco mitos que definitivamente hay que desmentirlos.

1) Invertir en acciones = apostar al casino

Este razonamiento es una de las principales razones por las cuales las personas tienen rechazo de entrar en el mercado bursátil. Tal es así al punto que hay que explicar ciertos parámetros para decir por qué una acción no tiene ninguna relación con la ruleta o el blackjack.

Para empezar, una acción le brinda a su tenedor el derecho de pertenecer a una compañía en función de la cantidad de papeles que posea. Esto le otorga la posibilidad al poseedor de reclamar activos de la empresa al igual que una fracción de las ganancias que ésta genere.

Sin embargo, muchos se olvidan de la esencia de las acciones como propiedad, y son esas personas las que hacen ver a los papeles como fichas de casino.

Los inversores están constantemente calculando la ganancia que puede dejarle la compañía “A” o la compañía “B”. Es por eso que compran y venden en función de ese dilema y, como consecuencia, hacen que fluctúe el precio de la acción de la empresa.

Ahora, el mercado en cierta forma vive del largo plazo, pensando en las posibles ganancias de una compañía. Una empresa puede vivir sin ganancias en el corto plazo porque la gente en cierto modo confía en que ésta dará vuelta el timón, esperando una valorización de los activos de una compañía.

La diferencia entre las acciones y el casino radica en que el primer caso se basa en una regla de suma cero, donde el ganador obtiene sus ganancias a partir de las pérdidas del otro. En cambio, no hay un margen para crear valor en lo que se obtiene a partir del juego. Esto nada tiene que ver con los mercados, ya que uno compra porque ve que algo está barato y espera lograr sus ganancias en el largo plazo, sobre todo si se aprecia lo que uno está comprando a precio bajo.

En el mercado hay una relación de oferta y demanda que hace variar el precio y que es, consecuentemente, lo que hace que uno gane o pierda.

2) El mercado de acciones, exclusivo para millonarios y economistas

Este es otro de los grandes mitos del mercado: sólo pueden los invertir los “Warren Buffett” o los gurúes de la estrategia financiera. A este cuento ayuda el hecho de que muchos especialistas tienden a no ser muy precisos con sus recomendaciones de inversión, como si fueran esos médicos que nunca quieren explicar de qué se trata la enfermedad que se le ha diagnosticado a un determinado paciente. El fácil acceso a las herramientas financieras que abundan en internet son muchísimas, por lo que si uno se capacita y aprovecha toda la data de inversiones que provee la web, las posibilidades de comprensión aumentarían notablemente.

Sin embargo, el inversor individual tiene un beneficio muy grande por sobre el institucional: puede apostar a largo plazo. Los fondos de inversión tienen la presión y la necesidad de lograr retornos para sus clientes lo más rápido posible, mientras que un inversor individual puede comprar, sentarse y esperar a que algún día esa acción suba.

3) Tarde o temprano, los ángeles caídos regresan al cielo

Que una acción esté barata no necesariamente es sinónimo de que esos papeles tendrán un alza descomunal. El error más grave que puede cometer un inversor amateur es comprar una acción que se encuentre cerca del piso de sus últimas 52 semanas. Tener un papel de ese tipo en la cartera lo único que va a darle es un verdadero dolor de cabeza.

Comprar acciones solamente porque tuvieron una caída significativa de su precio es un pecado financiero. Muchas personas piensan que están haciendo “value investing” o análisis técnico, pero están lejos de eso. La primera técnica consiste en buscar empresas sólidas que estén subvaluadas por el mercado, mientras que el análisis técnico, si bien se basa en estadísticas pasadas de precio, utiliza métodos más complejos para el análisis.

4) Todo lo que sube en algún momento tiene que bajar

Si bien hay compañías que vienen mostrando que se puede tener una escalada permanente en el precio de la acción, no hay que fiarse plenamente en esto. Realmente es un mito que no existen acciones que puedan subir de forma constante, sino miremos las firmas como Apple o Wal-Mart. Ambas compañías, a fuerza de innovación y crecimiento, le fueron dando valor a sus papeles y creando interés en los inversores de depositar su capital en ellos. La cadena de retailers tuvo entre 1997 y 2000 un alza del 500%; imagínese entonces cómo está aquel que vendió pensando que estaba tocando techo. En el caso del creador del iPhone, cada vez se consolida más poniendo al mercado a sus pies gracias a su monstruosa capitalización de casi 500 mil millones de dólares.

5) Saber un poco de mercados es más que cero

Saber poco de algo nunca le dará satisfacciones en ningún aspecto de su vida. Si usted quiere que es el mejor de todos, ya sea en sus inversiones o en cualquier aspecto de su vida, tiene que capacitarse para ser el N°1 y saber lo más posible. No hay que quedarse con lo mínimo y ser del montón. Tener un conocimiento base del mercado no es malo, pero los que triunfarán y obtendrán buenos retornos son aquellos que hagan su tarea y se capaciten constantemente.