El objetivo de asegurar el adecuado funcionamiento del sistema financiero y bursátil no siempre es una tarea fácil para el regulador, y si bien las penas pueden llegar a ser severas, hasta en los países más desarrollados puede existir manipulación de la información que moviliza los precios de los distintos activos financieros listados en la bolsa.
Se trata típicamente de las acciones de compañías, aunque también puede tratarse de bonos.
Casi todos los mercados del mundo prohíben la práctica del insider trading. Muchos países se encuentran incorporando en sus legislaciones regulaciones más severas respecto al uso indebido de información privilegiada, una figura conocida como "insider trading".
La incorporación de estas figuras legales concretas a la normativa vigente se hace no sólo por el daño efectivo que provocan sino por el daño potencial, ya que puede afectar la credibilidad en el mercado.
Cuando hablamos de “insider”, hablamos del suministro de cualquier tipo de información o datos sensibles que por sus características pueda alterar la negociación, cotización, compra, venta y liquidación de valores negociables.
También forma parte de este tipo de prácticas el hecho de que se compre la acción u opciones de la empresa que será blanco de una oferta hostil en el mercado, es decir una oferta pública de adquisición, al mejor estilo de la película Wall Street (1987), con Michael Douglas personificando a Gordon Gekko, que hace uso y abuso de información insider, con las consecuencias que podrían esperarse cuando este tipo de delito se descubren y se castigan.
El control de este delito en los Estados Unidos está a cargo de la Securities Exchange Commission (SEC). La figura del insider trading ha sido establecida en la Securities Exchange Act de 1934 y, posteriormente, en la Insider Trading Sanction Act de 1984 y en la Insider Trading and Securities Fraud Enforcement Act de 1988.
La SEC es capaz rastrear el uso ilegal de información privilegiada mirando los volúmenes de negociación de las acciones, ya que los mismos suelen aumentar después de que se publican noticias e información relevante de determinada compañía, pero cuando no se proporciona tal información y los volúmenes aumentan, esto puede actuar como una señal de que existe cierta información que no fue difundida. El margen entre la especulación pura acerca de algún tema específico y un insider es difícil igualmente de discernir: siempre el regulador debe ir a la fuente de la filtración de la información.
Una persona se convierte en un "insider” si de alguna forma estuvo posibilitado de acceder y hacerse para beneficio propio de cierta información que es reservada y que debe ser informada al mercado y a la bolsa donde cotiza en el momento que deba hacerlo, es decir al cierre de los mercados y cuando anunció que iba a hacerlo de acuerdo a un cronograma de presentación de resultados corporativos.
Si hizo uso de ella para obtener, ya sea para sí mismo o para terceros, un beneficio interviniendo de alguna manera en la negociación o comercialización de acciones o títulos valores que cotizan en bolsa, está infringiendo la ley y puede ser penado. Viola el concepto de información pública, que debe ser revelada a los mercados y a todos por igual.
Específicamente, en un caso de insider se genera una desigualdad en la negociación llevada a cabo en el mercado de capitales, provocando que quienes tienen conocimiento directo o indirecto de información que aún no se ha hecho pública, se encuentren en posición ventajosa con respecto a los demás. Es así como los conceptos de transparencia e igualdad entre los inversores en un mercado con activos listados bajo el régimen de oferta pública son violados.
Imagínese que quien está a cargo del departamento de relaciones con inversores de una compañía listada y tiene el dato de cuanto ganó su compañía, que seguramente impactará en alguna dirección y podrá beneficiarse pasando una orden de compra de opciones, un instrumento que multiplica varias veces la suba porcentual de la acción porque su rendimiento funciona en forma apalancada. Este es el típico delito de abuso de información privilegiada: la información debía mantenerse en secreto y fue usada para beneficio propio.
En Argentina, por ejemplo, la sanción del decreto 677/2001, también conocido como la "ley de transparencia", regula y proscribe el insider trading con penas que van de dos a cuatro años de prisión, multa equivalente al monto de la operación e inhabilitación especial de hasta cinco años; pudiendo ser agravadas cuando el autor realice el delito con habitualidad.
Además de la obligatoriedad de informar a las bolsas, muchas veces las empresas acuden a masificar el envío de información a través de postear sus resultados en sus sitios de internet, difundirlo oficialmente en las redes sociales y hasta contratando cada vez más verdaderas autopistas de la información que son empresas tales como Marketwire, PRNewswire y otras tantas que asisten a las empresas en la publicación en forma simultánea de miles de sitios de internet especializados.
También es castigada la utilización de diferentes prácticas como la difusión de noticias falsas con el objetivo de producir un alza injustificada en el precio de una acción.
En síntesis: la posibilidad de hacer dinero fácil infringiendo las normas más básicas del funcionamiento transparente de los mercados de valores puede darse a través del insider trading, una práctica que representa un delito penal y que es castigada con prisión.